 
        El Foro Mundial de la Alimentación (WFF) se celebró en Roma (Italia) el pasado 15 de octubre en un contexto marcado por un aumento constante de las peticiones globales en pos de sistemas de alimentación más resilientes. En este evento, que reunió a la juventud, el liderazgo, la innovación y la inversión en el cambio, se trató de buscar cómo remodelar el futuro de los sistemas agroalimentarios. El Foro Mundial de la Alimentación se celebró durante el Año Internacional de las Cooperativas 2025 y coincidiendo con el 80 aniversario de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y fue un momento clave para la colaboración intergeneracional y la acción colectiva.
En uno de los eventos paralelos «Semillas de inclusión», se debatió sobre cómo las cooperativas dirigidas por mujeres y jóvenes están liderando la transformación en todo el sector agroalimentario y se mostró cómo las cooperativas crean empleos decentes, fomentan la igualdad y amplían el acceso a la alimentación saludable, además de empoderar a las próximas generaciones de agricultores y emprendedores. A través de un diálogo abierto y de ejemplos reales, la asistencia pudo analizar tanto los retos a los que se enfrentan las cooperativas como las oportunidades que presenta la participación en este modelo empresarial. Este evento culminó con la redacción conjunta de la Declaración de la Juventud sobre las Cooperativas en los Sistemas Agroalimentarios.
Esta declaración se elaboró en el contexto de la renovación del memorando de entendimiento entre la FAO y la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), y en su redacción participaron 32 jóvenes cooperativistas de entre 18 y 35 años que representaban a 26 países distintos de todas las regiones del mundo.
En el documento se subraya el papel esencial de la juventud en la configuración de los sistemas alimentarios inclusivos, resilientes y sostenibles y se señala que «la inclusión de los jóvenes en las cooperativas agrícolas no es una opción, sino una necesidad estratégica». Además, se solicita el reconocimiento de los jóvenes y de las mujeres como iguales en la toma de decisiones y como impulsores de la innovación, la acción contra el cambio climático y la justicia social.
También se destacan los retos a los que deben enfrentarse las mujeres y los jóvenes en el sector, como las restricciones de acceso a la tierra, a la financiación, a las tecnologías o a los mercados, que se acentúan por los prejuicios de género y las diferencias generacionales. Los trámites burocráticos, la escasez de oportunidades de formación y la infravaloración de los conocimientos tradicionales limitan aún más si cabe la participación de jóvenes y mujeres. Por otro lado, las crisis climáticas, la degradación medioambiental y las dificultades de acceso a las tecnologías sostenibles y a la financiación climática aumentan las desigualdades. Las mujeres en particular «soportan el doble de carga», ya que deben mantener un equilibrio entre las tareas domésticas y las productivas.
Para hacer frente a todo ello, en la declaración se exponen algunas estrategias para fomentar el liderazgo, la inclusión y la sostenibilidad y se presentan ejemplos regionales de cooperativas que han creado plataformas digitales, centros agroindustriales y programas educativos para reforzar la participación de la juventud y las mujeres en la gobernanza.
En Filipinas, por ejemplo, los comités de jóvenes ocupan cargos en los consejos de administración de las cooperativas. En Europa, las cooperativas han firmado el «Tarragona Manifesto» para garantizar el relevo generacional. En la India la educación cooperativa se integra en los planes de estudios escolares y cuenta con el apoyo del fondo YUVA SAHAKAR para proyectos dirigidos por jóvenes. En Jordania, la nueva legislación reduce las tasas de inscripción para las mujeres y les asigna un puesto en los consejos de administración. En Nepal, los y las jóvenes pueden utilizar los certificados educativos como garantía para obtener créditos cooperativos. En Nigeria y en Tanzania, la agricultura digital y el valor agregado atraen a la juventud a este sector. En todas las regiones, las cooperativas dirigidas por jóvenes utilizan la tecnología, ya sean drones, tecnología blockchain (o cadena de bloques) e inteligencia artificial para fomentar la transparencia, la eficiencia y la sostenibilidad.
La Declaración formula nueve peticiones a los responsables políticos e insta a los gobiernos y organismos internacionales a crear entornos favorables para el desarrollo de cooperativas, –a través de financiación accesible, leyes que garanticen la equidad de género, educación cooperativa e infraestructuras digitales– y, a su vez, compromete al movimiento a colaborar con los responsables políticos y las instituciones «para construir sistemas alimentarios más justos, inclusivos y sostenibles».
Apoyar a las cooperativas dirigidas por jóvenes es «una inversión en el presente», y «una garantía para un futuro basado en la justicia y la dignidad para todo el mundo».
 
                   
 
 
