Emily M. Lippold Cheney
Mi incursión en el movimiento cooperativo comenzó cuando yo era una estudiante en la Universidad de Indiana, haciendo campañas de activismo. Junto con mis compañeros activistas, me enfoqué en poner fin a determinadas cosas tales como la compra en las librerías de los campus universitarios que eran propiedad de Barnes and Noble y los altos costos de los alquileres de las viviendas cercanas a nuestro campus. Después de conocer el modelo cooperativo - en el que los usuarios de los productos o servicios de una organización son dueños y controlan la organización - nuestro enfoque se centró en presentar soluciones cooperativas a estos problemas. Sin embargo, nuestros intentos iniciales de crear una cooperativa fracasaron y finalmente perdimos la energía. Atribuyo gran parte de esto a no tener suficiente orientación externa.
Cuando quisimos poner en marcha una red de cooperativas de vivienda de bajos ingresos fuera del campus, la falta de apoyo continuó siendo un problema. Me puse en contacto con una organización nacional dedicada a ayudar a los estudiantes a iniciar cooperativas de vivienda pero nunca obtuve una respuesta. Pasaron casi dos años de trabajo en el desarrollo en estos proyectos cooperativos prácticamente sin asistencia externa, recursos o experiencia. A pesar de la falta de apoyo y experiencia formal, finalmente tuvimos éxito con nuestra iniciativa. La cooperativa, Bloomington Cooperative Living, ahora posee más de un millón de dólares en propiedades y ofrece viviendas asequibles a más de sesenta estudiantes y no estudiantes de la comunidad. Trabajando con estos diversos grupos, aprendí haciendo y fallando, varias veces. En más de una década de trabajo en el desarrollo cooperativo, una de mis mayores frustraciones ha sido la continua falta de recursos económicos y culturales al alcance de muchos de los interesados en iniciar cooperativas.
En respuesta a ello, imaginé un recurso que fuese accesible y práctico para las personas de todas las identidades y trayectorias, interesados en el modelo cooperativo, que proporcione una imagen holística de un emprendimiento, comparta conocimientos básicos sobre las habilidades "duras" para el inicio de una cooperativa, como por ejemplo la planificación financiera y se centre en un trabajo más orientado en mantener unido al grupo que atraviesa los altibajos de comenzar una organización.
Esta semana, desde el Travelling Cooperative Institute (un programa de desarrollo de negocios cooperativos entre compañeros de la Northcountry Cooperative Foundation) lanzamos "Collecting Ourselves", un plan de estudios integral para el emprendimiento cooperativo.
La currícula acompaña a los participantes a través de un recorrido por la filosofía y la práctica de la cooperación, el significado de "desarrollo" y "emprendimiento" en sus vidas, las medidas adoptadas para desarrollar un negocio cooperativo y una exploración de dos de los pasos más importantes del emprendimiento colectivo: organizar a la gente en un comité directivo y crear un plan de negocios.
La metodología de la Educación Popular se utilizan a lo largo de toda la curricula, aprovechando directamente la experiencia y la perspicacia de los participantes para guiar el proceso de aprendizaje, esforzándose por hacer que el contenido sea relevante para una amplia audiencia al "conocer a la gente donde está". El plan de estudios total se compone de nueve talleres, que abarcan hasta 16 horas de formación. La curricula puede servir como contenido para una clase de semestre en la universidad, ser utilizada en grupos de estudio regulares de la comunidad, o para una academia con el estilo de retiro. Fue desarrollado para jóvenes entre los 13 y los 30 años, pero es modular y adaptable para la mayoría de las edades, identidades y experiencias.
Mi sincera esperanza para este recurso es que pueda servir como una herramienta para apoyar a todas las personas en sus esfuerzos por promover el espíritu emprendedor cooperativo. Además, estas actividades no sólo crean cooperativas, sino que también contribuyen a detener las conductas que producen daño en las comunidades. No sólo estamos creando algo con nuestros amigos, sino que estamos respondiendo y resistiendo a sistemas que perpetúan la injusticia y el daño. Construir empresas cooperativas, si se hace con esta intención tanto grandiosa como fundamental, puede ser una manera de contribuir a la sanación necesaria y la construcción de un mundo mejor. Espero que este recurso pueda ayudar a construir un mundo mejor, de una forma un poco más sencilla, para más personas.
